jueves, 16 de febrero de 2017

gustavo ortega - amor a la carta

La bici, las cartas y él, son como el paisaje del barrio, es casi imposible encontrar un vecino que no lo conozca, ni un evento que no cuente con su presencia, su canto, su baile y su alegría.
Gustavo Daniel Ortega nació en villa Bosch hace 50 años y aunque se mudó a los 7, siempre trabajó en el barrio. Hizo de todo, vendió especias, leche, diarios, fue albañil y conoce como pocos las calles de nuestro barrio.
“A mí me gusto cantar toda la vida,  y esto está ligado a mi familia, mi vieja cantaba mientras hacia las tareas diarias y no había fiesta en la que alguien no cante o toque un instrumento”.
¿Cuándo te iniciaste musicalmente?
Todos mis tíos eran artistas, hace unos cuantos años, a mediados de los 80, integraban un grupo de música tropical, “Los Guajiros” que se hizo muy famoso en un programa de Brizuela Méndez que trasmitían por canal 2. En ese programa aparecí por primera, dado que unos de mis tíos se enfermó, era quien tocaba la timbaleta, por ese motivo me convocaron a mí para suplantarlo. Debíamos grabar un casete que luego se enviaba al canal. El tema se grababa en Tempo, de Palomar, todo en playback, por lo que yo solo hacia mímica, el problema fue cuando tuve que ir a los bailes y lo único que sabía hacer era rasgar la guitarra. Me salvo mi falta de timidez. Fue un éxito, hacíamos tres shows por noches, tocábamos en Rescate de San Martín y llenábamos cada vez que actuábamos. Luego el grupo se diluyo y dejé la cumbia para acercarme al folklore
¿Formaste algún grupo propio?
Si, Las Voces de la Esperanza y Huenay. En 1996 me llamaron de la parroquia Virgen de la Esperanza  de Hurlinghan y formamos el grupo folklórico “Las  voces de la esperanza” ensayábamos después de las misas. Tuve que perfeccionarme porque nos hicimos conocidos y nos empezaron a invitar de muchas peñas en donde actuábamos a sala llena. Tocamos en el Festival de Jesús María, Córdoba, en Santiago del Estero, actuábamos al lado de grandes figuras como Rodolfo Zapata, El Chaqueño Palavecino, Peteco Carabajal.  Enviábamos nuestro CDS y nos invitaban a festivales importantes. En el 2003 grabamos un CD que se llamó Cenizas. Cuando comenzó el programa de Diego Corol, TKM en radio, yo llamaba y les cantaba por teléfono, les hacia algún chiste, intentando llamar la atención, hasta que lo logre. Un día Diego pregunto quién era este personaje que llamaba, o sea yo, y me invitaron a participar de”Sin codificar” programa que hacía en Televisión, en el canal América, ahí conocí  a Pachu Peña, a Pablo Granados, a Yayo y a varios más, me hicieron sentir muy cómodo, estuve en cuatro o cinco programas
¿Y como fue que participaste en Pasión de sábado?
Una chica quería ser secretaria en ese programa y me pidió que la acompañara, decidí anotarme yo también  y quedamos los dos participando en varios programas pero quedé afuera del concurso, se ve que había alguien con más banca que yo, pero no importa igual me di el gusto de cantar en televisión
¿Cómo empezaste a trabajar de cartero?
Fue por intermedio de un tío, muy conocido en el barrio, que ingrese al correo mientras hacía la secundaria, tenía 15 años. A los 21 me designaron cartero y desde ese momento paso más tiempo en Villa Bosch que en mi casa, conozco a mucha gente y mucha gente me conoce a mí. Hace tres décadas que reparto la correspondencia en la zona céntrica, siempre cantando, es mi manera de expresar alegría y buena onda, por eso me llaman el cartero cantor.
¿Siempre entras cantando a los lugares que llevas las cartas?
A muchos sí, pero no a todos, porque están los que me reciben muy bien, disfrutan de un buen momento y se copan con la buena música y también están los que te miran medio raro, entonces trato de ser lo más serio posible.
¿Todos los integrantes de tu familia hacen música?
En todas las reuniones familiares, se canta, se baila y se toca algún instrumento. Lo raro es que la gente cree que yo me la paso cantando y yo no canto en casa, se sorprenden cuando les digo esto, pero es como los cómicos, generalmente con su entorno son gente sería, no se la van a pasar contando chistes todo el día. A mí me pasa lo mismo, por supuesto tengo que ensayar y son mis hijos quienes me sugieren algunos temas que después yo incorporo a mi repertorio pero lo que más me gusta en las reuniones familiares es bailar.
¿Cómo fue el día que tuviste que enfrentar al público como solista?
Como la mayoría empecé cantando en fiestas familiares, pero oficialmente comencé en la Parrilla Los eucaliptos, ahora llamada La Candelaria, estoy todos los jueves ahí, algunas veces estuve en Giancarlo. Sin embargo, mi fuerte son las fiestas familiares: 15 años, bautismos, casamientos, cumpleaños. Recuerdo que una vez canté en una reunión para ocho personas, eran en total cuatro matrimonios, no imaginé que la íbamos a pasar tan bien, se coparon todos y fue inolvidable.
¿Cobras por todos los shows que haces?
Si claro, si no lo hiciese no me estaría valorando a mí mismo, solo voy adhonoren cuando es por una causa solidaría y sobre todo cuando es por el barrio como en la Semana de Villa Bosch, El Día del Niño u otros eventos que sean para los vecinos.
¿Cómo te definirías?
Como alguien con buena onda, trato de tener una sonrisa para todo el mundo, ya hay bastantes cosas feas en esta vida como para transitarla con una cara amargada. Hay una canción de Luís Aguilé con cuyo título me identifico, la canción se llama “Cartas de amor” y yo digo que entrego “Cartas con Amor” porque siempre es más fácil ser amable que antipático, para ser así hay que hacer un esfuerzo más grande. Además creo que con amor se pueden salvar vidas, si en el mundo hubiera más amor existirían menos guerras, seríamos todos muchos más felices. Cada vez que entro a un lugar cantando y me reciben con alegría soy el tipo más feliz del mundo y ver con que cariño la gente me saluda por la calle no tiene precio.
¿Cuáles son tus deseos para el futuro?
Tengo un sueño, grabar en Video Clip, no pensé el tema ni el ritmo, es una obsesión que me persigue desde hace mucho tiempo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los editores se reservan el derecho a no publicar un comentario que no respete buenas costumbres o sea violento y/o insultante.